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Safo

Divina Safo, poeta de Lesbos con su exquisita dicción, su perfección formal, su intensidad y su emoción, nos transporta a aquellas tierras lejanas, pero aún hoy persistentes en nuestra memoria.
Inventó el verso hoy conocido como oda sáfica (tres endecasílabos y un adónico final de cinco sílabas)


Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!

A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.

Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.

Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.

Idea Vilariño · El testigo

Yo no te pido nada
yo no te acepto nada.
Alcanza con que estés
en el mundo
con que sepas que estoy
en el mundo
con que seas
me seas
testigo juez y dios.
Si no
para qué todo.

Idea Vilariño · Buscamos

Buscamos...

Buscamos
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido.

Juan Gelman · Poema

A Mara

Tu voz
irrumpe el mundo
y le da otra palabra. Ahora gira
en los silencios del sol. Tiene
mares y tu idea del mar
es más bella que el mar.
Islas que son cuando hablás
y se van cuando callás
a su isla que se hunde
en movimientos de mi vida
y un reflejo finje que
nuestros cuerpos duermen.

Jacques Prévert · Para ti mi amor

Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
para ti
mi amor.
Fui al mercado de flores
y compré flores
para ti
mi amor.
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
pesadas cadenas
para ti
mi amor.
Después fui al mercado de esclavos
y te busqué
pero no te encontré
mi amor.

Jacques Prévert · Para Bárbara

Para Bárbara

Acuérdate Bárbara
Llovía sin cesar en Brest aquél día
Y marchabas sonriente
Dichosa embelesada empapada
Bajo la lluvia

Acuérdate Bárbara
Llovía sin cesar en Brest
Y me crucé contigo en la calle de Siam
Sonreías
Y yo también sonreía

Acuérdate Bárbara
Tú a quién yo no conocía
Tú que no me conocías
Acuérdate
Acuérdate pese a todo aquél día
No lo olvides

Un hombre se cobijaba en un portal
Y gritó tu nombre
Bárbara
Y corriste hacia él bajo la lluvia
Empapada embelesada dichosa
Y te echaste en sus brazos

Acuérdate de eso Bárbara
Y no te ofendas si te tuteo
Yo tuteo a todos los que amo
Aunque los haya visto sólo una vez
Tuteo a todos los que se aman
Aunque no los conozca

Acuérdate Bárbara
No olvides
Esa lluvia buena y feliz
Sobre tu rostro feliz
Sobre esa ciudad feliz
Esa lluvia sobre el mar
Sobre el arsenal
Sobre el banco d'Ouessant

Oh Bárbara
Menuda estupidez la guerra
Qué has llegado a ser ahora
Bajo esta lluvia de hierro
De fuego de acero de sangre
Y el hombre aquel que te estrechaba entre sus brazos
Amorosamente
Quizás ha muerto o desaparecido o vive todavía

Oh Bárbara
Llueve sin cesar en Brest
Como solía llover en otro tiempo
Pero no es lo mismo y todo está estropeado
Es lluvia desconsolada de duelo espantoso
Ni siquiera es ya tormenta
De hierro de acero de sangre
Simplemente nubes
Que revientan como perros
Perros que desaparecen
En el remanso de Brest
Y van a pudrirse lejos
Lejos muy lejos de Brest
Donde ya no queda nada.

Charles Bukowski, varios poemas

Todo

Los muertos no necesitan
aspirina o
tristeza
supongo.

pero quizás necesitan
lluvia.
zapatos no
pero un lugar donde
caminar.

cigarrillos no,
nos dicen,
pero un lugar donde
arder.

O nos dicen:
Espacio y un lugar para
volar,
da
igual.

los muertos no me
necesitan.

ni los
vivos.

pero quizás los muertos se necesitan
unos a
otros.

En realidad, quizás necesitan
todo lo que nosotros
necesitamos

y
necesitamos tanto
Si solo supiéramos
que
es.

probablemente
es
todo

y probablemente
todos nosotros moriremos
tratando de
conseguirlo

o moriremos

porque no
lo
conseguimos.

Espero que
cuando yo este muerto
comprendaís

que conseguí
tanto
como
pude.


Conocí a un genio

Hoy
conocí a un genio en el tren
como de seis años de edad;
se sentó a mi lado y,
mientras el tren
corría por la costa,
llegamos al océano.
el niño me miró y me dijo:
el mar no es nada bonito.

fue la primera vez
que me di cuenta
de ello.


A solas con todo el mundo

La carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben demasiado
y nadie encuentra al otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama,
la carne cubre
el hueso y la
carne busca algo más carne.

no hay ninguna posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.

nadie encuentra jamás al otro.

los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
las tumbas se llenan

nada más
se llena.


Más discusión


Risque, ella dijo, ¿no adoras a
Rilke?

no, dije, me aburre,
los poetas me aburren, son mierdas, caracoles, pedacitos de
polvo en un viento barato.

Lorca, dijo, ¿qué te parece Lorca?

Lorca era bueno cuando era bueno. Sabía como
cantar, pero la única razón por la que te gusta
es porque fue asesinado.

Shelley, entonces, ¿qué te parece Shelley?

¿no se ahogó en un bote de remos?

entonces ¿qué te parecen los amantes? me olvidé sus nombres...
los dos franceses, uno asesinó al
otro...

bárbaro, dije, ahora háblame de
Oscar Wilde.

un gran hombre, dijo ella.

él era inteligente, dije, pero vos crees en todas esas cosas
por la razón equivocada.

Van Gogh, entonces, dijo ella.

ahí vamos, dije, ahí vamos de nuevo

¿qué me quieres decir?

quiero decir que lo que los otros pintores de la época decían era verdad:
que era un pintor promedio.

¿cómo lo sabes?

lo sé porque pagué $10 para entrar y ver algunas de sus
pinturas. vi que era interesante,
honorable, pero no grandioso.

¿cómo podes decir, preguntó, todas estas cosas acerca de toda esta gente?

querrás decir, ¿por qué no estoy de acuerdo con vos?

¡para ser un hombre que casi se está muriendo de hambre, hablas como si fueras
un tremendo sabio!

pero, dije, ¿no se murieron de hambre todos tus héroes?

pero esto es diferente; no te gusta nada de lo que a mí me gusta.

no, dije, simplemente no me gustan de la manera que
te gustan.

me voy, dijo.

podría haberte mentido, dije, como la mayoría
lo hace.

¿quieres decir que los hombres me mienten?

sí, para llegar a lo que crees que es sagrado.

¿quieres decir que no es sagrado?

no lo sé, pero no te voy a mentir
para que funcione.

vete a cagar entonces, dijo.

buenas noches, dije.

ella dio un bruto portazo.

me levanté y prendí la radio.

había un pianista tocando la misma pieza de
Grieg. nada cambió. nada
cambia nunca.
nada

Cómo ser un gran escritor · Charles Bukowski



tienes que follarte a muchas mujeres
bellas mujeres
y escribir unos pocos poemas de amor decentes

y no te preocupes por la edad
y/o los nuevos talentos.

sólo toma más cerveza más y más cerveza.

Ve al hipódromo por lo menos una vez
a la semana

y gana
si es posible.

aprender a ganar es difícil,
cualquier idiota puede ser un buen perdedor.

y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.

no te exijas.
dormí hasta el mediodía.

evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.

acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).

y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.

un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.

quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las araña sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
más
el exilio
la derrota
la traición

toda esa basura.

quédate con la cerveza

la cerveza es continua sangre.

una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana

dale duro a esa cosa
dale duro.

haz de eso una pelea de peso pesado.

haz como el toro en la primer embestida.

y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievsky, Hamsun.

si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...

entonces no estás listo

toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.


Sabés que pienso que sos un Bukowski encerrado en el cuerpo de una mujer, pero sin tanta tristeza. O al menos sabiendola disimular bastante bien.
Te quiero, enana!
-Juan dixit

El organillo









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Yo toco el piano
decía uno
yo el violín
decía otro
yo el arpa yo el banjo
yo el violoncelo
yo la gaita... yo la flauta
y yo la matraca.
Y unos y otros hablaban hablaban
hablaban de sus instrumentos
No se oía la música
todos hablaban
hablaban hablaban
nadie tocaba
pero en un rincón un hombre se callaba:
"Qué instrumento toca usted señor
usted que calla y no dice nada?"
le preguntaron los músicos.
"Yo toco el organillo
y también toco el cuchillo"
dijo el hombre que hasta ese momento
no había dicho nada
y avanzó cuchillo en mano
y mató a todos los músicos
y tocó el organillo
y su música era tan real
tan bonita y tan viva
que la hija del dueño de la casa
salió de debajo del piano
donde se había quedado dormida de aburrimiento
y dijo:
"Yo tocaba un sueño
un árbol un gato un espejo
yo tocaba un leño
muy desparejo
yo tocaba un avestruz
yo tocaba un cuaderno
yo tocaba un arcabuz
yo tocaba un invierno
yo tocaba a mamá y a papá
yo tocaba dominó
sobre el sofá
pero esto se acabó se acabó se acabó
ahora quiero tocar a un asesino
quiero tocar el organillo."
Y el hombre tomó la pequeña de la mano
y cruzaron casas jardines ciudades
y mataron a cuanta gente pudieron
y después se casaron
y tuvieron muchos hijos
Pero
el mayor aprendió el piano
el segundo el violín
el tercero el arpa
el cuarto el banjo
el quinto el violoncelo
y después se pusieron a hablar hablar
hablar hablar hablar
la música ya no se oyó más
¡y todo volvió a empezar!

Estoy aquí para decir basta



















Soy una mujer
No una cosa

Me expropian mi cuerpo los proxenetas, los clientes, los policías, los políticos, los sindicalistas.
Y estoy aquí para decir basta

Soy una mujer organizada y no me refiero a cómo me organizo para planchar, cocinar y fregar.
Me organizo para ser una mujer más autónoma y libre.
Me organizo porque estoy harta de tanta injusticia.
No soy sola contra el mundo y estoy aquí para decir basta.

Al Estado le pregunto:
¿porqué no tengo trabajo?
¿por qué no tengo educación?
¿por qué no soy dueña de decidir sobre mi vida y mi cuerpo?

El Estado nos quiere conformar con una caja de alimentos.
El Estado quiere crear dependencia en nosotras a través de programas vacíos que son una atadura humillante para taparnos la boca.
Y estoy aquí para decir basta.

A la sociedad le digo:
Señor, señora: no crea que me gusta estar parada en la puerta de su casa.
Por eso hoy día solo le aclaro un par de cosas:
No sean hipócritas.
Mis clientes son sus hermanos, maridos, primos, hijos y curas confesores.
Señor, señora: no necesito tu condena: te la devuelvo.

La prostitución no es un tema de las putas.
Si no me quieres en la esquina,
lucha conmigo.
Grita conmigo:
¡Estoy aquí para decir basta!



Buenos Aires, mayo de 2006.
Manifiesto escrito por las mujeres de Ammar Capital
para presentar la muestra Ninguna mujer nace para puta.
Publicado: 09/05/2006

Fuente: Lavaca

Los amorosos · Jaime Sabines















Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor.
Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre "¡qué bueno!" han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.